MÁRTIRES - Álvaro Ulcué Chocué 

MARTÍRES

Serie Sobre Mártires de la iglesia Cátolica Colombiana

Álvaro Ulcué Chocué 

(Caldono, Cauca, 16 de julio de 1943-Santander de Quilichao, Cauca, 10 de noviembre de 1984) fue un sacerdote Nasa. Fue el primer sacerdote católico indígena en Colombia. 

Desde 1980 se desata contra él una tormenta persecutoria, siendo señalado amenazado y calumniado repetidamente por grandes propietarios de tierra y por las fuerzas militares y de policía. La situación se agravó el 22 de enero de 1982 cuando la comunidad de Pueblo Nuevo disputaba una tierra con grandes terratenientes y la policía atacó a los indígenas y mató a Gloria, una hermana de Álvaro Ulcué, a su tío Serafín Chocué y a otros dos Nasa, e hirío a su padre. 

Álvaro viajó a Pueblo Nuevo a enterrar a su hermana; al regresar a Toribio fue objeto de una denigrante requisa por parte de los soldados, quienes lo trataron altaneramente, tanto a él como a las religiosas que lo acompañaban. La bebita de Gloria murió pocos días después; quedaron huérfanos sus otros tres hijos. A finales de 1982, las Comunidades y Grupos Cristianos del Cauca publicaron un comunicado a la opinión pública, en el cual denunciaron la escalada de amenazas contra Álvaro. Afirmaban que "los terratenientes le han puesto precio a su vida, y sólo el amor de quienes lo rodean lo ha salvado de ser uno más de los impunemente desaparecidos". 

Lejos de dejarse vencer por el terror, en 1983 Ulcué decidió ampliar sus perspectivas y visitó a las organizaciones indígenas del Ecuador y luego a las del Vaupés en la Amazonia colombiana. Hizo también repetidas visitas a las comunidades afrocolombianas del Pacífico. 

El 25 de enero de 1984 la comunidad Nasa entró a recuperar el territorio de la Hacienda López Adentro, que era parte del Resguardo de Corinto establecido en la época colonial. La represión de la fuerza pública costó la vida a 5 indígenas, entre ellos una niña de 7 años. Otros 18 quedaron heridos. Álvaro ayudó a llevar estos heridos al hospital, celebró misa en la tierra recuperada. El 8 de noviembre de 1984 el Ministro de Defensa, general Oscar Botero Restrepo, llegó a visitar la tropa con otros dos generales del Ejército (Ariza y Díaz Sanmiguel) y Álvaro los invitó a una reunión en la Casa Cural para aclarar diversas acusaciones que los militares hacían contra él. Ninguna aclaración ni sustentación se produjo, excepto que los militares insinuaron que él promovía invasiones de tierras. 

Ante esto, explicó los derechos de los indígenas a la tierra y el carácter legal de las luchas por recuperar los Resguardos. El 9 de noviembre de 1984 fuerzas de la Policía y el Ejército arrasaron la Recuperación de López Adentro, quemaron las viviendas de 150 familias indígenas y con maquinaria destruyeron 300 hectáreas de sus cultivos. Al saber la noticia Ulcué dijo: El gobierno siempre se pone de parte de los poderosos defendiendo sus intereses, pero los intereses de los pobres los tiene que defender la propia comunidad organizada. 

Entre las exhortaciones a la comunidad señaló: Invito a los cristianos y a los demás compañeros indígenas para que levantemos nuestra voz de protesta y condenemos estos hechos como contrarios a la Ley de Dios. Asesinato El sábado 10 de noviembre de 1984, hacia las 8:30 a. m. a la entrada del albergue Santa Inés, en Santander de Quilichao, el sacerdote Álvaro Ulcué Chocué fue atacado a bala por dos sicarios que se movilizaban en motocicleta. Álvaro, que quedó mal herido, se bajó del automóvil y se tendió en la tierra. Luego, los sicarios se retiraron, pero al percibir que estaba mal herido lo remataron, para luego huir. Religiosas que estaban cerca del lugar, lo introdujeron en un taxi y lo condujeron al hospital de la localidad a donde llegó con vida. Momentos después falleció. Millares de indígenas acompañaron su sepelio. El 14 de agosto de 1996, el Instituto Colombiano de Reforma Agraria (Incora), reconstituyó el resguardo de Corinto, incluyendo dentro de él el predio de López Adentro. 

La figura de Ulcué sigue asociada a la lucha por la organización, la autonomía y el territorio indígena. Su gente lo recuerda a diario. Al sacerdote que respetaba la institución del amaño de la pareja antes del matrimonio, pero que reclamaba que los indígenas no nombraran como padrinos de bautismo de sus hijos a los terratenientes. Al que gozaba leyendo el canto de María, el Magníficat: 

Desplegó la fuerza de su brazo y desbarató los planes de los soberbios; 

derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes; 

colmó de bienes a los hambrientos y a los ricos los despidió sin nada...


Documental realizado por la Comisión Claretiana de Justicia Y Paz e Integridad de la Creación - Provincia Occidental y Kakataima Kolectivo / Cine Club Caicedo




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